El Santuario

-Pero todo eso ya paso..., hubo un tiempo que intente destruir al lobo, ahora se que es parte de mi.- Sonrio.- Alegra esa cara..., tu sonrisa, lo vale, es muy bonita.

Me levanto. Tantas cosas así no pueden estar sucediendo...parece un sueño.
- Tengo que irme,lo siento, pero necesito que me de el aire.
Cojo la sudadera, y voy hacia la puerta.

-Nos veremos...verdad¿?- La miro intensamente mientras va hacia la puerta.

Me paro y antes de abrir la puerta le contesto.
- Eso espero.
Me doy rabia hasta a mi misma, antes no queriendo que dejase a esa chica...y ahora que se quedase conmigo.
Salgo del bar y me teletransporto a mi casa.

Se larga por la puerta, y la miro hasta que desaparece.

No me queda nada por hacer aqui..., me voy a mi taller en la parte de atras.

Entro en el bar, haciendo sonar el tac tac de mis tacones y espero que alguien me mire y le entre el... bueno eso, que alguien me mire, me encanta sentir calor a mi alrededor, lo adoro.
Me siento en la barra y saco un cigarrilo, pido una copa.

Entro aburrido en el santuario y me topo con mi bella nereida.

Me acerco sigilosamente y la agarro por la cintura mientras le susurro al oido:
-Bonjour madame, dejame que te invite a esta copa...

Sonrio.

-Josh.- le digo al chico del bar.- quitame esta copa de mi cuenta, paga él.

El camarero me mira, sonrie y me guiña un ojo.

Doy una calada y el cigarro se queda manchado de pintalabios, ¿No es sexy? siempre me lo ha parecido.

Desde su oreja, voy dando suaves besos por su cuello mientras le vuelvo a susurrar:

-¿Puedo ayudarte en algo?

Me vuelvo hacia él y le rodeo las caderas con los muslos, estoy a la altura perfecta sobre ese taburete.

-No se... ¿Puedes?

Vuelvo a fumar, giro un poco la cara y tiro el humo, luego lo miro y sonrio.

Acerco mi frente a la suya y la miro con mis dos profundos ojos, sonrio mostrando un poco mis dos colmillos.

-Solo pidelo

Tatán!!! Aparecí por atrte de magia en medio del Santuario, me gustaban las entradas espectaculares, así que iba vestido bien elegante con mi traje y mis zapatos, y peinado a lo moderno para parecer algo más informal.

Pongo las manos sobre los hombros de él y miro sobre su hombro derecho, Zamorak acaba de entrar, sonrio.
Me vuelvo dandole la espalda a Lestat y bebo.

-No suelo pedir nada.- digo sin mirarlo.- aun que me encanta aceptar propuestas.

Sigo sonriendo. Vuelvo a su cuello, asciendo dandole suaves besos y le muerdo suavemente la oreja, le susurro:

-¿Que tal si te muestro las habilidades de este viejo daimon?

-Que grosero por tu parte Lestat.- pongo voz de avergonzada.- ¿Acaso te me estás ofreciendo?.- ahora la voz cambia, me rio.

Miro al frente, el bar tiene un espejo, por el reflejo lo veo a el sobre mi cuello y un poco más allá Zamorak, busco sus ojos.

Al instante reconocí a Alondra, como no... ya estaba coqueteando, en fin... era su naturaleza. En otra ocasión me hubiera dado igual, pero esta vez no, sentía rabia. Me teletransporté a su lado y me apoyé sobre la barra, ni la saludé ni nada. Me limite a pedir mi ron añejo con fanta limón.

-Jajajaja- rio- No todos los dias se tiene la oportunidad tocar una ninfa...- Le susurro.

Se que esta jugando conmigo, pero yo tambien me divierto. Es terrible..., me encanta.

Se teletransporta alguien a su lado, parece enfadado..., sigo a lo mio.

Me vuelvo hacia Zamorak.

-Hola amor, ¿Qué haces por aquí?

Digo poniendole una mano en la pierna.

-Creía que ahora ya no salias del bosque.

Bebo y siento los besos de Lestat en el cuello y aun así sigo con mi juego, sin prestarle atención.

- Buenas cielo (le dije sonriente), tampoco creas que me he vuelto antisociable, esos Weres aburren un poco, yo soy un chico de ciudad. Me gusta la marcha

Ya me habían traído mi cubata y me lo iba bebiendo, mientras tanto pedí otro más, hacía ya que no salía de fiesta, tanto bosque, Weres, historias de amor, me tenían absorto. Al fin me despejaría un poco.
Puse mi mano sobre la mano de Alondra y se la aparté. Pase que jugara conmigo, pero no con dos a la vez.

Jajajajaja, es terrible, hay mujeres malas y luego esta Alondra.Me siento a su otro lado y me dirijo a su amigo.

-¿Tu tambien eres skoti?

Me callo, me ofusco, me enfado, bebo y me callo.

¿Porque el mundo es así? Prejuicios... buff

Apago el cigarrillo y jugueteo con el paquete vacio de tabaco.

Se me acerco su amiguito.

- Buenas, soy mucho más que un Skoti ¿Y tu? ¿Su nuevo amante?

Miré a Alondra para ver como reaccionaba, que por cierto, estaba enfadada, me hacia gracia, hacia tiempo que no la veía así, me encataba ver a las chicas enfadadas, estaban muchos más sexys.

-Jajajaja, en realidad yo amo al genero femenino. Me llaman lestat, supongo que ya sabras que soy un daimon.- Le digo en un tono alegre, parece que a la bella Alondra le molesta no ser el centro de atencion.

Miro a Zamorak

-Yo no tengo amantes, tengo músicos en mi vida, de esos que me acarician como si fuera un intrumento y sacan de mi boca notas musicales que ninguna otra mujer podrá producir nunca, ¿No te arrepientes de no haber estudiado música cuando fuiste pequeño?- le digo con media sonrisa.

-¿Sabias que soy un excelente pianista?- Le susurro a Alondra al oido.